martes, 25 de marzo de 2008

poniendo al día la casa...

Es verdad. Siento que tengo una deuda inmensa con mis pequeños. Haber abandonado este sitio no solo generó cierta tristeza en mí sino que también el deseo por poner al día el sitio con los pormenores que hacen de esta familia especial. Al menos para mí lo es. Única. Sí familia hay miles, pero como la que trato de construir ninguna, porque lleva o intento que lleve el sello especial de mi esposa y el mío.

A ponernos al día, entonces. Matías, el viejo Mati, está a punto de cumplir los seis meses. Casi nada queda de aquel bebé al que se lo trajo algo anticipado a este mundo. Los dos meses de leche materna han sido fundamentales para él. Parece poco, pero es mucho. Créanlo especialmente aquellas mujeres que dudan en dar el seno. En casa hubo una temporada donde todos caímos enfermo con un virus que nos mandó a la cama, pero él apenas si registró una leve fiebre. El pediatra dijo que eso se debe a las defensas que adquirió de la leche materna. No lo dudamos. Aunque el deseo de la madre fue haber dado mucho más leche materna, pues no se pudo. Como dijo mi suegra. Hay vaquitas que son lecheras y otras no. Ni modo. La vida nos demuestra que hay que saber adaptarnos y la SB26 ha sido el complemento como fórmula de leche.




Ahora mismo, Mati ve estas líneas. Lo tengo en mis piernas. Ha protestado. No le gusta pasar tanto tiempo en la cuna. Él prefiere el calorcito humano. Estar donde está el movimiento. Lo observa todo y de vez en cuando emite un alarido como dando su opinión. Matías lleva cuatro meses y tres semanas. El 1 de abril cumple los cinco meses y su peso ya supera los seis kilos. Esta semana la mamá le dio por primera vez papilla de guineo. Le ha gustado, aunque lo suyo sigue siendo el biberón. No hay otra para él. El jugo de zanahoria, aunque laborioso para mamá también ha resultado excelente para él.


Por estos días también, Mati y Andrés vivieron una situación especial. Papá y mamá se fueron de vacaciones una semana a las playas de República Dominicana, específicamente a Punta Cana, y ellos pasaron bajo el cuidado de sus abuelos Mercedes e Iván. En resumen general se portaron bien. Y casi, casi ni nos extrañaron.



Andrés y Mati se han convertidos en fançáticos de la tele... El Poto descubrió a Bugs Bunny y su pandilla de golpeadores, perseguidores y frenéticos amigos. Y Mati lo secunda, especialmente cuando está en la hora de su biberón. Trataré de ser de ahora en adelante un poco más persistentes en mis escritos para que el testimonio que estoy dejando a mis hijos tenga la mejor cantidad de detalles para que lo conozcan no solo ellos, sino sus esposas hijos y nietos. Que sepan como fueron de niños, lo que hicieron y cuánto nos maravillaron.

Bueno.... a ponerse al día en todo.... ya les contaré de mi nuevo trabajo. Dejé una revista y paso a un periódico. Me encanta este oficio...

Saludos...