
Sí... una de las cosas más hermosas es ver a un niño dormir. Qué paz la que transmite. Y si es por partida doble, pues la alegría es resulta inmensa. Ocurrió durante un paseo a una comunidad SHUAR, en la vía Guayaquil-Machala, un poco más allá de Naranjal. Mis soles se quedaron dormidos luego de jugar y nadar en aguas termales (en el caso de Andrés), y después de beber y beber leche (en el caso de Matías). Mati tiene ya dos meses y ha cambiado radicalmente. Ahora pasa las vigilias contemplando todo... Está más habituado a la rutina y a saber que por las noches antes del baño es papá el encargado de mimarlo, cargarlo y hacerlo reír.
El baño es otra historia.. ahora lo disfruta.... se queda como que anonadado. Bien cada esfuerzo tiene su recompensa. Y así es con los hijos. Pasas de las verdes para luego disfrutar de las dulces y maduras. Matías tiene dos meses y duerme casi que 7 horas seguida por las noches. Se levanta, bebe tres o cuatro onzas y sigue durmiendo tres horas más...
Mis hijos son la razón de vivir. Gracias Becky por hacerlo posible. Te amo...
Pura vida.