sábado, 1 de noviembre de 2008

Mati y su primer año


Para él, un día de esos normales. De despertar todo contorcionado, con las piernas cruzadas por las rejas de la cuna, de un sonreír encantador cuando papá abre las persianas del dormitorio y descubre la luz.

Mati, en este día, cumple un año de vida. Su primero. Sí lleno de muchos momentos maravilloso. De tantas alegrías, de pequeñas conquistas. De irnos descubriéndonos y adaptándonos. Un año desde que irrumpió en la vida familiar, alterándola, reacomodándola. Un año de que los horarios se trastocaron maravillosamente. Ahora él madruga. Se despierta a la par de su hermano y ve, desde la cuna, cómo papá se lo lleva para prepararlo para la escuela. Pero él no se queda tan tranquilo, de inmediato reclama.
Camina poco. Balbucea, y la comida lo priva. Cuando alguien come, él se acerca. No queda otra que compartir el alimento. Si no se hace, el toma con sus manos el plato o vaso y se lo lleva a la boca. Mati es frentero. Observa. Sonríe. Pero es serio. Gatea y avanza. Da pasos bien agarrado de algo. Aún no se suelta. Pero ya vendrá eso.
Lo amo. Y me encanta llegar a casa y que me reciba con su carita fruncida de felicidad.
Un año...

miércoles, 22 de octubre de 2008

inseparables

Entre ellos se ha formado un vínculo. Son hermanos, Al menos el mayor se reconoce como tal y asume su rol, de protector, de guía, de amigo permanentemente. Bueno, salvo cuando Mati ya hace sus travesuras y le desajusta la vida (entiéndase histórias, juegos y juguetes armados con bloques de lego). Pero son hermosos y verlos compartir es maravilloso.



martes, 21 de octubre de 2008

mis hijos

Mis hijos...

Escuchando coldplay, por cortesía de AL empiezo esta nota a pocos días de que mi hijo, el segundo, cumpla un año.

El año a Mati se le pasó volando. A todos. Fue una año de cambios, un nuevo hijo, un nuevo trabajo... muchas cosas atiborradas en doce meses. Parece que he vivido una vida completa y de cierta forma, así ha sido... la vida de Mati... Ahora mismo, el bebé está en una etapa de reclamo absoluto. Cada cosa, emite algunos gritos, que si lo dejan en el andador, que si se lo pone en el corral, que si se lo echa en la cama. La verdad es que a mamá la tiene cansada. Las relaciones entre ellos han llegado a ser algo tirantes por estos días. Pasan del amor al desencanto, en cuestión de minutos.

Los días son complicados en el trabajo. Muchas presiones, ajustar procedimientos y uno que otro enojo, propio de trabajar con personas y no con máquinas hace que la escritura sea esporádica y cuando esta se da, mas bien es parca. Pero hoy me dado tiempo y desde el balcón escribo estas líneas. Coldplay combina bien con el trinear de los canarios del vecino y con la alaraca armada por los garrapateros. Mañana fresca la que se da para escribir, mañana fresca de octubre que lleva los vientos al sur, como las bandadas de golondrinas que cruzan por la terraza al ocaso.
Mati sonrie y la escasa nariz se le borra cada vez que hace una mueca de felicidad. El dedo sigue siendo fiel a su boca. Se lo ve un bebé más reflexivo. No arriesga. Camina agarrándose de muebles, piernas o de cualquier cosa que sea más sólida que sus robustas piernas. Cuando algo no le da confianza suficiente se la juega por el gateo. Mati deambula siguiendo la acción. Va trás de mamá y no le gusta estar solo. No hay mayor divertimento que estar en brazos.

Andrés es un hermoso niño. Inocente como él solo. Tenían que haberlo visto durante la campaña electoral: todo era sí, "porque el no ya lo vivió". Ahora sale con cada frase. Es un niño que fácil aprende, que se motiva mucho en conocer cosas nuevas. Que no se queda callado con la primera explicación de las cosas sino que pide saber más. sabe las diferencias entre flaquito y gordito y dice: "Mi papi es gordito y yo flaquito". Sus ocurrencias nos mantienen felices. Es un buen niño. Hace poco más de un mes cumplió 6 años y yo me derrito aún al verlo dormir. Mantengo esa costumbre de acostarme junto a él a la hora de dormir, decirle al oído lo mucho que lo amo, lo feliz que me hace y lo contento que estoy con que sea un buen niño. Cuando llego a casa tarde y el ya duerme, suele decirme al día siguiente: "Te extrañé". Eso se clava en mi corazón como una estaca de amor.

Mis hijos llenan mi vida. Me atan. Me emocionan. Me obligan. Cada uno, a su manera, es mi vida. Y yo la de ellos.

Los amo.

viernes, 10 de octubre de 2008

Mati y sus 11 meses... y medio


Sí, allí con su mirada seria, refleja un comportamiento más bien reflexivo. Nada o muy poco que ver con su hermano, Andrés. Mati, ya casi llega a su primer año y la verdad es que se nos fue volando este tiempo de crianza. Sí apenas ayer era un bebé que entraba en mi mano y ahora tanto a mamá como a mi nos tiene jodidos con tendinitis (léase brazos doloridos). Su peso es tan grande como su alegría. Es un nene maravilloso.

lunes, 28 de julio de 2008

Preguntas... preguntas... preguntas...

La mañana de ayer, mientras mi hijo me acompañaba a comprar encebollado y arroz con guata, para desayunar -él en su bici y yo a pie- me soltó esta pregunta:
"Papi, papi... cuando yo muera, Mati también morirá?"... Su pregunta me descuadró (siempre me descuadran sus preguntas). Le dije: "No sé mi amor, la respuesta. Amor, eso solo lo sabe Dios". "Él escoge el tiempo y el espacio en que debemos estar".

No sé si mi respuesta tranquilizó su inquietud. Lo que si sé es que una mosca lo alejó del tema. Andrés Emilio está en una edad maravillosa (qué edad no lo es?) porque dice las cosas con absoluta franqueza, es auténtico en sus reacciones y está intentando ser "adulto". Pero ríe y juega como lo que es, un niño que se deleita luchando con espada, que arma cada cuento de piratas... Andrés es Jack Espárrago (Sparrow), es Meteoro, es el caballero valiente... y juega con su hermano Mati, mientras él solo observa desconcertado, tanto salto y locura... Pero Mati no se queda atrás, lo sigue, "corre" en su andador persiguiéndolo.
El sábado, por la noche, mientras leía, acostado en el suelo un suplemento infantil, yo pasaba cantando: "nosotros que nos queremos tanto" y el responde, "nadie se quiere tanto". Así, a secas y cortante. Yo no lo escuché, si no la mamá. Si lo hubiese escuchado de seguro me daba un patatuz o algo parecido. Insisto, sus reacciones me dejan fuera de base.



Andrés Emilio es un buen niño. Obediente y juicioso. En él vemos contestada nuestras oraciones. Fue un bebé complicado de criar, pero Dios supo escucharnos. El Potico está aprendiendo a escribir y escribe con bonita letra su nombre completo. Le maravilla el apellido. Casi que lo deletrea y hasta hace énfasis en su acentuación.
Tener un niño que bordea los 6 años y otro que bordea los 9 meses, me permiten establecer una certeza: la vida es hermosa. Amo a mis cholos. Y yo quiero pasar maaaaaás tiempo con ellooooos!!!!!






A ti.... gracias... por esos varones hermosos...








miércoles, 25 de junio de 2008

Creciendo con ellos


























Mis soles... Andrés y Matías.

Matí casi tiene ocho meses. Parece mentira cómo se va el tiempo volando...


Hoy, recordando un año de la partida de mi madre, me consuelo y divierto, con esos dos ángeles que llegaron a mi vida. Dios quitó, Dios dio.

Pensándote madre, cómo te divertirías con tus nietos... en medio de tantas hijas mujeres, de seguro, estos serían tus mimados...


....

viernes, 2 de mayo de 2008

Seis meses


Sí. El día en que todo el mundo celebró el Día del Trabajo, en casa, el evento pasó desapercibido porque otro más importante nos ocupaba. Matías cumplió 6 meses. Está realmente hermoso y fornido. Casi que bordea los ocho kilos, aunque la semana pasada estuvo algo enfermo y no quería comer nada. En realidad ya está mucho mejor y con nuevos bríos. Ya come papillas, sopas y de vez en cuando se lleva un hueso de pollo a la boca para chupárselo.
Matías es completamente distinto a Andrés. Es más sereno. Aunque la semana pasada nos demostró que puede tener su carácter. Como Becky mismo dijo: "Hay que cuidarse de los calladitos".
Estuvimos asustados. Eso de que no comiera, de que rechazara el biberón nos desconcertó. Fue tan dramático su cambio que pensamos que se debía a algo más serio, pero al consultar en INTERNET (SAN WEB), nos dimos cuenta que era algo bien común a esa edad. Y los episodios suelen parecer extremos pero no había de qué preocuparse. Efectivamente, al cabo de unos días, Matías ha recuperado su apetito. Claro ahora prefiere las papillas y sopas...

Matías es un amor. Se la pasa riendo. A todos y muestra sus dos dientes en señal de que ha dejado de ser un bebé y está ya para cosas mayores en este mundo que lo deslumbra cada instante.

Salud Mati en tus seis meses...


Y del Poto... de ese ya les contaré... ya les contaré.



martes, 25 de marzo de 2008

poniendo al día la casa...

Es verdad. Siento que tengo una deuda inmensa con mis pequeños. Haber abandonado este sitio no solo generó cierta tristeza en mí sino que también el deseo por poner al día el sitio con los pormenores que hacen de esta familia especial. Al menos para mí lo es. Única. Sí familia hay miles, pero como la que trato de construir ninguna, porque lleva o intento que lleve el sello especial de mi esposa y el mío.

A ponernos al día, entonces. Matías, el viejo Mati, está a punto de cumplir los seis meses. Casi nada queda de aquel bebé al que se lo trajo algo anticipado a este mundo. Los dos meses de leche materna han sido fundamentales para él. Parece poco, pero es mucho. Créanlo especialmente aquellas mujeres que dudan en dar el seno. En casa hubo una temporada donde todos caímos enfermo con un virus que nos mandó a la cama, pero él apenas si registró una leve fiebre. El pediatra dijo que eso se debe a las defensas que adquirió de la leche materna. No lo dudamos. Aunque el deseo de la madre fue haber dado mucho más leche materna, pues no se pudo. Como dijo mi suegra. Hay vaquitas que son lecheras y otras no. Ni modo. La vida nos demuestra que hay que saber adaptarnos y la SB26 ha sido el complemento como fórmula de leche.




Ahora mismo, Mati ve estas líneas. Lo tengo en mis piernas. Ha protestado. No le gusta pasar tanto tiempo en la cuna. Él prefiere el calorcito humano. Estar donde está el movimiento. Lo observa todo y de vez en cuando emite un alarido como dando su opinión. Matías lleva cuatro meses y tres semanas. El 1 de abril cumple los cinco meses y su peso ya supera los seis kilos. Esta semana la mamá le dio por primera vez papilla de guineo. Le ha gustado, aunque lo suyo sigue siendo el biberón. No hay otra para él. El jugo de zanahoria, aunque laborioso para mamá también ha resultado excelente para él.


Por estos días también, Mati y Andrés vivieron una situación especial. Papá y mamá se fueron de vacaciones una semana a las playas de República Dominicana, específicamente a Punta Cana, y ellos pasaron bajo el cuidado de sus abuelos Mercedes e Iván. En resumen general se portaron bien. Y casi, casi ni nos extrañaron.



Andrés y Mati se han convertidos en fançáticos de la tele... El Poto descubrió a Bugs Bunny y su pandilla de golpeadores, perseguidores y frenéticos amigos. Y Mati lo secunda, especialmente cuando está en la hora de su biberón. Trataré de ser de ahora en adelante un poco más persistentes en mis escritos para que el testimonio que estoy dejando a mis hijos tenga la mejor cantidad de detalles para que lo conozcan no solo ellos, sino sus esposas hijos y nietos. Que sepan como fueron de niños, lo que hicieron y cuánto nos maravillaron.

Bueno.... a ponerse al día en todo.... ya les contaré de mi nuevo trabajo. Dejé una revista y paso a un periódico. Me encanta este oficio...

Saludos...

miércoles, 23 de enero de 2008

Matías y su carácter

Matías se ríe con su hermano, se ríe de su hermano. Uno habla y él mira maravillado. Sonríe. Matías observa y conversa, balbuceando. Matías está próximo a cumplir los tres meses y ya recuperó peso y medida. Está casi al mismo tamaño que su hermano Andrés, cuando tenía esa edad, pero a pesar de que luce bien fornido, el poto era más robusto. Creo que se parece a su madre. Sus ojos son idénticos.

Andrés sigue cariñoso. Lo quiere cargar y le habla a cada instante. Sospecho que Matías pronto le contestará. Por cierto. Matías ya duerme en el dormitorio con su hermano. Desde hace dos semanas su sueño se normalizó. A veces duerme entre seis y ocho horas en la noche, permitiéndonos descansar, sobre todo.

Así van mis hijos...












jueves, 3 de enero de 2008

Cuando ellos duermen

Sí... una de las cosas más hermosas es ver a un niño dormir. Qué paz la que transmite. Y si es por partida doble, pues la alegría es resulta inmensa. Ocurrió durante un paseo a una comunidad SHUAR, en la vía Guayaquil-Machala, un poco más allá de Naranjal. Mis soles se quedaron dormidos luego de jugar y nadar en aguas termales (en el caso de Andrés), y después de beber y beber leche (en el caso de Matías). Mati tiene ya dos meses y ha cambiado radicalmente. Ahora pasa las vigilias contemplando todo... Está más habituado a la rutina y a saber que por las noches antes del baño es papá el encargado de mimarlo, cargarlo y hacerlo reír.
El baño es otra historia.. ahora lo disfruta.... se queda como que anonadado. Bien cada esfuerzo tiene su recompensa. Y así es con los hijos. Pasas de las verdes para luego disfrutar de las dulces y maduras. Matías tiene dos meses y duerme casi que 7 horas seguida por las noches. Se levanta, bebe tres o cuatro onzas y sigue durmiendo tres horas más...
Mis hijos son la razón de vivir. Gracias Becky por hacerlo posible. Te amo...
Pura vida.