lunes, 23 de abril de 2007

Los sobrevivientes...

No hay etapa más dura en la vida, que la colegial. Pasar de una etapa tan llena de inocencia a una tan tosca, ruin y despiadada. Eso es tan complejo y no exento de incertidumbre, dudas y sobre todo, de burlas. Sí. Burlas.
Hablar de eso incomoda. La gente prefiere dejarlo atrás, olvidarlo. Cosa de inmaduros. Idioteces que ahora en nuestra vida de adulto ya no tienen espacio, ni siquiera para el recuerdo. Pero yo propongo ahora un repaso, particular y privado a esos momentos que marcaron. Sí porque de cierta forma todo eso marca la vida, los momentos. Lo queramos o no.
Mi porte casi siempre fue mi aliado. Especialmente para evitar a los abusadores de grado o curso superior. Pero qué pavor que me daba cada vez, por ejemplo, que me subía al bus y en la última fila se sentaban los chicos malos (preferiría llamarlos de otra forma, pero he de mostrarme maduro) de quinto y sexto año. Era 1988. Estaba en tercer curso del colegio Espíritu Santo. Los en cuestión tenían fama de peleadores, de buscapleitos, de pandilleros, eran de la 42, temible pandilla del sur de la ciudad. No había Ñetas ni Latin King. El terror no había sido globalizado, aún.
Recuerdo que me hacía el loco o el dormido…Era uno de los últimos en ser recogidos y no había más asientos disponibles. O tocaba ir parado o en los asientos penúltimos, sí aquellos que nadie tomaba por no ser objeto de burlas, jodas, chácharas de los del final.
Un par de veces casi me lío con ellos. Era de barrio peleador aunque nunca gané una pelea. Pero es como todo. Si no te arriesgas y te la juegas, pierdes por no presentación. Y tocó.
Los compañeros de clases me llamaban Gorilón… dependiendo la circunstancia. Quien no tenía apodo en tercer año era un marginado. Un cero sociológico. Crueles o no, eso forma parte de un cultura que obligaba a ser aceptado. En el barrio me llamaban tiburcio o tiburón por mi nariz de corte particular. Alguna vez alguien dijo que era perfil francés… vaya paradoja. No faltaba la ocasión que los vecinos me comparaban con alguien ya mayor. Por allí me llamaban Juanito, porque dizque era igualito al flaco lasallano del departamento 402. Nunca encontré ni rastro de parecido.
Cómo a la mayoría le gusta no pensar. No faltó pues quien me llamaba, conde contar, ja ja. Bueno, hasta mis días de vez en cuando mi bella me llama así…
Porcel, botijas, Ñoño, Don barriga. Todos esos personajes desfilaron por mí, sin ser ni medianamente parecido. Mi gordura apenas superaba el promedio, pero eso no importaba a aquellos que pretendían menospreciar. Porque eso es lo que al final la gente termina haciendo, menospreciando.
Educado con odio. En ambiente carcomido de envidias. Crecimos sin aprender a valorar las diferencias, a reconfortamos con las diversidades. Hoy tenemos una sociedad imperturbable. Que se sacia de las penas, que celebra al más vivo, que condena al tonto, al cojudo. En gran parte, por esa cultura del apodo. Celebramos cuando se aplasta a los inferiores. No de ahora, de siempre. Por lo visto, algunos siguen inmaduros.

15 comentarios:

Carlos dijo...

Sabes hermano, yo de esa época guardo en cambio los mejores recuerdos.
El Colegio Militar moldeó mi carácter pero hasta tercer curso en que no aguanté más palo he hice algo que logró mi expulsión.

Creo que el carácter ya formado con el que salí a un nuevo colegio, mixto y de monjas fue un plus para no dejarme cargosear de nadie.

En fin, situaciones personales...

Todos tenemos nuestra propia historia y la escribimos a diario.

Buen post hermano.

...flor deshilvanada dijo...

Las situaciones mos marcan para bien o para mal y más en la etapa de la adolescencia, cuando recién nos estamos formando.

Por mi parte fué fructífera, a mis mejores amigas las conozco desde la secundaria y siento que ha sido unas de las etapas más lindas de mi vida...

Saludos desde mi mañana lluviosa

Un Guayaco en Nueva York dijo...

la plena que la epoca colegial es un dato. Para unos puede ser lo mejor y para otros puede ser un trauma. La mia fue muy Feliz, tuve los mejores panas, panas que aun conservo. No me consideraba chico malo, ni tampoco zanahoria. Siempre estaba en la joda y organizando la chupa, o la ida a alguna quinceañera.

La plena con los apodos. En la ANG a mi me decian pavo. Mis panas eran trompocho, cejaeburro, muchachito, comemoco, negativo (este man era bien negro) , el pirata, el pulpo (este man era manco), muñequito e brea, triston, conde patula, el enano, la momia, capitan cavernicola, payasito, sorprendido, bartolo, perdido.

El que no tenia apodo era porque ni la mama lo queria. Buen post pana.

Carlos dijo...

...a mi me decían Guasón porque siempre pasaba riéndome y decían que mi boca es grande jajaja

:-)

yugorel dijo...

yo siempre digo que la epoca del colegio no fue la mejor pero si la pase bien, yo tenia un compañero que tambien lo llamaban el boti.

Daniel Solorzano Salazar dijo...

CARLOS
También guardo de esa época momentos maravillosos. Pillerías juveniles y desamores atrasados y a destiempo. La colegial también es una época de mucha experimentación y pocos aciertos.

Guayaco
Qué risa esos apodos. Ves, entre pana, los apodos se convierten en una especie de código, de nexo, de hermandad. Qué bueno. Mis panas del cole eran, moquillo de pavo, Gala, Guroguo (quien actualmente asesora a una ministra), ojos de cuzumbo... y muchos más...

Daniel Solorzano Salazar dijo...

Giusseppe
Primo, qué gusto recibirlo. Pues qué le diré... si me acuerdo de aquel a quien le decían el boti...
Lo que no me acuerdo es cómo te decían a ti... ya suéltelo...

Un abrazo partido...

Anónimo dijo...

Para mi el colegio no fue la mejor epoca pero no me quejo, me sentaba rodeado de relajosos siendo yo tranquilo, pero ellos me respetaban, no se si por mi tamaño, porque sabía judo, o porque los ayudaba en ingles (creo q la tercera). En tercero fue el año en que hice mas relajo porque me sentaba junto a Gorilón (conocido tambien como anito parra) y a Yuk (no se como se escribe) que eran relajosos, este ultimo creo q fue el mejor apodo de ese curso, era un compañero que tenía lentes y cuando se los sacaba se veía feísimo y todo el mundo gritaba y se tapaban los ojos, por eso la comparación con aquel perro de una caricatura de los 80s q siempre tenia una perrera en la cabeza por lo feo q era, lo máximo... Espero que no le hayamos causado un trauma!
En mi curso estaban el Yugoslavo (no se le entendia lo q hablaba), Bubú, Sorongo, ruco, choclito, pollito con frío, el sufridor, caballo y muchos mas! Y los profesores no se salvavan...
Ojo, piensen en la crueldad de los jóvenes cuando le pongan nombres a sus hijos...

Daniel Solorzano Salazar dijo...

CHECHOPC
Qué horror, me había olvidado eso de ANITO PARRA... y me decían así porque teníamos una profesora que era odiada por todos. ANA PARRA nos daba literatura y siempre me pescaba en relajo. Me retaba como a su hijo. jajaja.

YUK... jaja, no para nada de trauma. Andrés es un loco buena gente. Por cierto hasta donde sé se casó con una mujer muy guapa... eso sí, creo que ella nunca le saca los lentes.

abrazos

Mariluz Barrera González dijo...

Tienes razón, los momentos de la infancia y la adolescencia son los cimientos de nuestra vida adulta, por eso son tan importantes.

Que te cuento,definitivamente yo era lo que llamarían una antisocial, actualmente "¿luser?", estudiosa y con dos o tres amigos tambien malqueridos por todos, ya sea por gorditos, o por gays, de los cuales guardo muy bellos recuerdos.

Para que te des color del grado de mi invisibilidad en la prepa, estudié con el que ahora es mi esposo y el no se acuerda de mi.

Lo interesante es que la gente, bonita y segura de mi época es actualmente lo que llamaríamos perdedores sin oficio ni beneficio, con familias desintegradas e hijos totalmente llenos de problemas.

No creo ser perfecta pero la vida me enseñó que conservar en esas épocas mis sueños, mis ideales y mi identidad eran un valioso tesoro que con el tiempo ha dado hermosos frutos.

UN BESO.

Oniria dijo...

Cronista verás q justo hoy tuve un lío en clase: un alumno se me acercó consternado porque le dicen "Daule". Él vive allá y, según me contó, sus compañeros le dicen cosas así como "vamos en bote a Daule" y demás.
Es dura la época. Hablé con ellos precisamente sobre la diversidad. Pero a esa edad, mis oídos aún eran sordos... Cómo serán los de ellos?

Anónimo dijo...

Viceversa
A veces debemos concentrarnos en el que está recibiendo la burla para fortalecerlo, para hacerle caer en cuanta cuan ridículas y poco inteligentes son las burlas. Enseñarles a ver más allá del agobio y del momento.

Buena tarea la que tienes, Vice.

Anónimo dijo...

Mariluz
¿Tan invisible eras? jeje. Lo bueno es que tu esposo tuvo el doble agrado de descubrirte... por lo que eres y eras, claro, contado desde tu versión de los hechos, pues como dices que no se acuerda...

Tienes toda la razón. A veces, cuesta creer que el éxito que uno tiene en la adolescencia se pierde precisamente porque es fatuo, vanidoso. Bien, insisto, por aquellos que superan la etapa y son exitosos, entendiéndose por darle valor y disfrutar de las cosas que realmente valen la pena.

Anónimo dijo...

Uy, qué época cronista... coincido con mariluz...no todos tuvimos eso de los panas, los apodos... no!!! lo mío eran los libros... con la mamá que tengo, no me quedó de otra, pero no me queeeejoooooo! ¡gracias mami!!! en cuanto a las amistades, esas que uno espera conservar por años y años, tampoco puedo hablar.
algunas estuvimos juntas en la u, otras tomaron rumbos distintos, y otras me desconocen sin más ni más.
cronista hay de todo.
recuerdo que tengo por ahí en la TV una conocida. buena amiga de colegio, quien era de procedencia muy humilde, sin embargo ahora cuando quieres hablar con ella, te manda a que hagas cita con su asistente!!!(y eso que no es tan pelucona). jaaaaa, jaaaa... qué actitudes tan tontas...
pero a la vez qué bueno es ir a un lugar, ver a alguien que te parece conocido, preguntarle si te recuerda y recibir sin previo aviso un buen abrazo, sincero y fuerte de alguien que de pronto no eran tan íntimo en aquella época pero que te recuerda por que fuiste parte de sus años de colegio...

Un Guayaco en Nueva York dijo...

LA plena que el apodo de Yuk esta bestial. Si me acuerdo bien la caricatura era "micromam" y el perro siempre lo salvaba quitandose la perrera de la cabeza. El man era tan feo que inmovilizaba a quien lo veia.